lunes, 11 de mayo de 2015

“Iba a ser un masaje más, pero me hizo repasar toda mi vida”

Mi vida en una hora. Eso es lo que escuché por mi boca desde que me tumbé en la camilla durante mi primera sesión de técnica metamórfica a manos de Elena Jiménez, psicóloga clínica y terapeuta de esta técnica en Herbolario Sol de invierno. En breve se podría definir como caricias en manos, pies y cabeza con movimientos circulares.



Comenzó la sesión masajeando mi pie derecho. Reconozco que empecé la sesión sintiendo cierto enfado. Fui hablando de mis vivencias familiares, profundizando en ellas y tuve la sensación de estar escribiendo un libro autobiográfico, pero sólo a base de titulares y frases clave. Fui enlazando familiares y hechos de cada etapa de mi vida, pero sólo a base de titulares y frases clave. 

Cuando tocó la parte de las manos, vinieron todos los recuerdos de mi familia. Y sentía la necesidad de citar hechos pasados buenos, pero también otros trágicos. Fui expresando en todo momento lo que sentía, muy consciente, sin llorar, sin acongojarse..., sin sufrir, en definitiva, Me dejé llevar totalmente por mis sensaciones durante el masaje.

La sesión terminó con un masaje en la cabeza. Acabé contando anécdotas y riéndonos tanto Elena como yo. Un momento feliz de mi vida de adolescente.

Lo que empezó siendo un masaje más en mi vida, me hizo pasar por todas las fases de mis 47 años vividos, en titulares, y lo que empecé con enfado, lo terminé con una carcajada compartida...y salí con una sonrisa de oreja a oreja. Me sentí relajada y descansada, sobre todo liberada de ciertas ataduras... 

La explicación de la terapeuta: “Por lo general, las personas se mantienen calladas durante la sesión, pero Esther necesitaba hablar y yo la dejé. Hay que dejarse llevar y dejar que la terapia actúe. En el caso del masaje metamórfico, estamos hablando de una técnica vibracional que se aplica con las manos, casi como si fueran caricias, que actúan sobre el cuerpo energético que rodea el cuerpo físico. Yo no soy una masajista, sino que actúo como catalizador para que la energía vital fluya libremente y se eliminen bloqueos y patrones atascados, causa de muchos problemas de salud”, explica Elena Jiménez.


Una definición más académica sería: técnica desarrollada por el naturópata y reflexólogo británico Robert St. John en los años sesenta que se centra en los meridianos de reflexoterapia de los pies, las manos y la cabeza. Estos puntos corresponden a la columna vertebral y, a su vez, a la encarnación, la gestación y el nacimiento de la persona. Es una terapia que hace renacer la inteligencia sanadora innata de las personas eliminando bloqueos profundos en el patrón energético del organismo. Y es que, durante la gestación se forman las estructuras físicas, mentales y emocionales. Si se han bloqueado tras el nacimiento, con el paso de los años y las circunstancias vitales, el “masaje” metamórfico las recupera y facilita la unidad de cuerpo, mente y emociones. Es útil, entre otras, para tratar la depresión, el estrés y la hiperactividad.